Por Bruno Uceda
El pasado sábado se terminó el maleficio que tenían el Bayern Munich y Arjen Robben, pues justamente este último le dio la victoria a su equipo para poder besar la tan ansiada Champions League, que por fin se vio seducida por el holandés que anteriormente estuvo tras ella pero lo único que consiguió fue el rechazo.
Sin embargo, conseguir este trofeo no fue nada fácil, ya que el Bayern Munich tenía al frente a un equipo que no había llegado hasta la final por pura suerte, pues venía de eliminar a uno de los grandes favoritos, como lo es el Real Madrid. Lo cual demostró a solo minutos de comenzada la gran final, amenazando el arco defendido por el siempre atento Manuel Neuer.
Pero ese constante ataque del Borussia Dortmund no duró mucho, ya que el campeón de la Bundesliga despertó de su sueño y fue en busca del primer gol. Aunque para su mala suerte, el extremo derecho de su equipo no estaría nada fino, pues se falló tres goles ante el golero Weidenfeller, dejando la impresión de un déjà vu, por lo sucedido en la final de la Copa Mundial 2010.
En la segunda mitad, el partido se balanceó un poco más para el Bayern Munich, que encontraría el primer gol tras un desborde de Arjen Robben, quien sorprendió a todos, dejando a Mandzukic completamente solo para que empuje el esférico y haga levantar de sus asientos a todos los hinchas con camiseta roja, que comenzaban a saborear la gloria.
Aunque esa alegría se borraría de sus rostros en menos de 10 minutos, cuando el defensor brasilero Dante cometiera una falta dentro del área a un atacante del Borussia Dortmund. El mediocampista Gundogan decretó el empate con el tiro de los doce pasos.
De villano a héroe en tan solo un minuto
Minutos más tarde, la posibilidad de anotar un segundo gol estuvieron a centímetros de la línea de gol, pues un gran desborde Thomas Muller dejaría solo a Robben para anotar, pero este no pudo ganarle en velocidad a Subotic, quien sacó el esférico que tenía destino de gol. Nuevamente el holandés fallaba un gol clave y comenzaba a oler a la final del año pasado.
Un jugador no podía tener mala suerte en tantas finales y parecía que Robben si la tenía, hasta el 89, que se convirtió en el minuto dorado para el extremo de 29 años, quien tomó un balón en la media luna, para entrar al área chica del Borussia y ganar su primer mano a mano ante Weidenfeller, anotando el gol más importante de su carrera. Robben se convirtió en el héroe de la noche inglesa.
De esta forma, el Bayern Munich consigue sumar su quinta ‘Orejona’ tras perder dos anteriores en las últimas tres finales.
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