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Fórmula y receta para vivir un partido de la Selección Argentina

Por Juan Mascardi (@mjuanro)

Antes de que comience el partido tire -al menos- el equivalente de tres tazas de lavandina para limpiar el baño, eso le dará al menos una sensación de pureza interior.

Vaya a la cocina y lave los platos que quedaron del insomnio de la noche anterior. Siempre es fundamental mantener el orden.

Sea previsible y cuente cuántos cigarrillos le quedan. Con dos es suficiente: al menos uno para antes del encuentro y otro para el entretiempo.

Arroje desodorante de ambiente en grandes cantidades, si es antibacteriano mejor, de ese modo elimina todo tipo de efecto corrosivo de los gurúes de la negatividad y de la crítica descarnada. Si tiene un sahumerio, enciéndalo.

Caliente el agua para el mate sin que se hierva. Prepare el mate con tranquilidad, observe cómo la yerba va encontrando su propio espacio y arroje lo que quede del agua en la pileta de la cocina con el fin de que circule el agua casi hirviendo por las cañerías.

Cierre las ventanas del espacio en donde vaya a ver el partido, conviva con sus propios gritos y suspiros, y en caso de que haya un gol, deje que el eco penetre por las persianas.

Aplauda a los jugadores cuando salgan al campo de juego. Póngase de pie durante el himno. Cierre los ojos en el momento de la canción y sienta que la patria es el territorio de los afectos. Usted nunca está en soledad. Sienta la compañía de las personas que ama. Todos están haciendo lo mismo en ese momento.

Rompa todas las cábalas. Los amuletos le aportan rigidez. Suelte, suéltese y de lugar a la improvisación. Los buenos augurios llegan lejos de la fuerza y más cerca de los deseos.

Agradezca ser contemporáneo de ese hito y arrójese a disfrutarlo. Que el pasado solo sea una evocación de buenos momentos. Que el presente sea la historia que sostenga la memoria hacia el futuro.

Vaya al baño a mear. Si tira la cadena antes de terminar es porque la ansiedad le está ganando al deseo. No la reprima, pero sea consciente que aún faltan 90 minutos de historia.

Grite los goles como si fueran orgasmos.

No insulte a los adversarios.

Disfrute de cada momento. Las percepciones y las emociones existen porque existimos. Nosotros y los jugadores. El niño Di María que trabajaba junto a su viejo con el carbón, el pibe Messi que no podía crecer, el papá Caballero que abandonó el fútbol para acompañar a su hija, el Patón que siempre recuerda y evoca a las Madres de Plaza de Mayo.

Respire profundo cuando termine el partido. Recuerde cuando era niño y vuelva a serlo. Háblele a los niños de su entorno sobre el valor de la derrota, sobre los méritos del rival, sobre la dignidad que se aprende en un campo de juego. Aunque no se lo crea insista con ese discurso hasta que se haga carne y piel y alma y sentimiento. Hasta que sea lo más verdadero de su vida.

Escriba su propia fórmula apenas termine el partido antes de ver las repeticiones de los siete goles del Francia 4 – Argentina 3. Léalas. Tírelas.

Y espere al próximo partido para volver a escribir su propia receta.


Juan Mascardi es director de las licenciaturas en Periodismo y Producción y Realización Audiovisual en la Universidad Abierta Interamericana de Rosario, Argentina; y es el actual ganador del Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España.

#SomosRusia2018 es un proyecto transmedia donde se cuentan historias sobre el Mundial Rusia 2018 y une a siete universidades de cuatro países: Universidad de San Martín de Porres (Perú), Universidad Abierta Interamericana (Argentina), Universidad de Palermo (Argentina), Universidad de Medellín (Colombia), Universidad del Rosario (Colombia); Universidad de Sevilla (España) y la Universidad de Castilla–La Mancha (España). Síguenos en FaceboookTwitter e Instagram.

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